Foto extraída de «La mujer en el mundo del toro», Muriel Feiner.
-¿Cuándo empezaron a gustarle los toros?
Las corridas de toros empezaron a interesarme aproximadamente cuando tenía 12 años. Empecé a informarme de todo lo que suponía el toreo. Fui a las plazas acompañada siempre de alguna persona que sabía y entendía de esto, como por ejemplo Rafael Campos de España.
-¿Cree que los toros son, principalmente, para hombres?
No necesariamente. Cuando yo me metí en esto intenté que no fuera así. Hay muchas aficionadas, empresarias y ganaderas que saben de toros y del campo más que los hombres. También han existido grandes toreras, a las que ponían muchas zancadillas pero que han conseguido demostrar que las mujeres también pueden valer en esto perfectamente.Lo único es que este es un mundo «cerradito», aunque ahora se está abriendo un poco más.
-¿Qué opina de los carteles de Sevilla y Madrid?
La verdad es que son muy blanditos porque se pide mucho dinero, y no entiendo lo del G-10. Si había un pacto entre «los diez más grandes» para estar en las ferias importantes ¿por qué «El Juli» no va ni a Madrid ni a Sevilla?, ¿qué ha pasado? Nadie te lo explica y eso es lo que deberían hacer los periodistas taurinos; explicar cosas así.
-¿Qué motivos son los que usted cree que han hecho que El Juli se quede fuera? Estamos en crisis y los empresarios no tienen tanto dinero como para poder contratar a los diez más grandes. Hay que destacar el entramado empresarial dentro de todo esto. Así, entre los diez toreros que más pueden ganar, dejan fuera a El Juli. Los toreros hacen lo mismo de siempre, cada uno va a los suyo y los demás a morir. Ninguno dice “si este torero no torea yo tampoco”.